domingo, 4 de octubre de 2015

conversación.

Sí, me gustaría escuchar tu día, pero… ¿para qué? estoy tan casado y no quiero que ese sea un motivo para que parezcamos personas felices y con cosas de las cuales charlar. Mi semana estuvo para el orto, triste, desesperado, solo algunos momentos entretenidos, ¿sabes qué? para nada interesante.
No te extrañe pero pensé en verte. No sé qué quiero contigo, pero le soy fiel a mi impulso, tampoco se decir no… quizás aprenda contigo y tu o vos quien sea que hable.
No, no me interesas para nada, puedo ofenderte me dan ganas, pero se me pasan… estoy confundido y no sé muy bien lo que quiero. Me entiendes… te soy sincero, abro el alma, un corazón dilatado y… ¡¿ahora qué pasa?! odio profundamente el mundo. Quisiera contarte mis miedos pero no tiene sentido. Quisiera escuchar tu historia pero es aburrido, ¿que vendría después de eso? , ¿Sabes cuantas historias tristes he visto? quizá no muchas pero si las suficientes para mí.
Dame tiempo, me cansare, aparecerá algo mejor ¿estas dispuestas? (si) muchas gracias por entenderme (silencio) así sos… (Silencio -hermosa) pero no me enamoras, no entiendo porque siento que falta algo, algo profundo.

 Te diste cuenta que tus pausas a veces son más largas de lo que piensas, imagínate lo largas que son las nuestras y llenamos nuestros encuentros de vacíos, en los que vos piensas que callados y yo no me hago cargo.  

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