Había una vez una mosca que todas las noches soñaba que era
un Águila y que se encontraba volando por los Alpes y por los Andes.
En los
primeros momentos esto la volvía loca de felicidad; pero pasado un tiempo le
causaba una sensación de angustia, pues hallaba las alas demasiado grandes, el
cuerpo demasiado pesado, el pico demasiado duro y las garras demasiado fuertes;
bueno que todo ese gran aparato le impedía posarse a gusto sobre los ricos
pasteles o sobre las inmundicias humanas, así como surgir a conciencia dándose
topes contra los vidrios de su cuarto.
En realidad no quería andar en las
grandes alturas, o en los espa-cios libres, ni mucho menos. Pero cuando volvía
en sí lamentaba con toda el alma no ser un Águila para remontar montañas, y se
sentía tristísima de ser una Mosca, y por eso volaba tanto, y estaba tan
inquieta, y daba tantas vueltas, hasta que lentamente, por la noche, volvía a
poner las sienes en la almohada.
De Monterroso Augusto.