Y en este teatro de la vida me encuentro, a oscuras, en silencio y creo que en soledad...se prende un reflector que apunta a mi, si, como lo esperaba, estoy solo, lo cercioro al girar a uno y otro lado...estoy en la mitad del escenario, en soledad, en silencio, miro arriba, me pesa la ropa, empiezo a rasgar las mangas, las telas que se disuelven en el olvido, me quedo desnudo y me pesa el cuerpo; me arranco partes de la piel que se evaporan y se hacen viento que no existe antes de caer al suelo que nos condena a existir. Y grito intensamente...grito que me despedaza, soy de cristal, soy frágil...empiezan a caer pedacitos de mi al piso, y esos pedacitos se rompen de poco a poco, y caigo y caigo y no existen más que esos pedazos, pedazos de ira, de rabia y de melancolía...melancolía que duele, melancolía que se vuelve liquido, me vuelvo liquido, soy melancolía en lágrimas, lagrimas de rio, rio que se unen y se vuelven en un mar de tristezas, mar de lágrimas, mar de rios, mar de mi, el mar lucha en olas, olas que se despedazan la una a la otra, olas que se mezclan y se vuelven formas...forma de un bebé, bebé de ilusiones rotas y tristezas, de guerras perdidas antes de luchar, bebé con la mirada de un anciano nostálgico, anciano que aprendió a decir su primera palabra: sálvame.
Billie Jean Madera Garcia