ALGO ESTAMOS HACIENDO MAL
11 de agosto del 2016 Mendoza
Pensé que la familia eran las personas que te rodean, te aman y son ese
puente que te conecta con un mundo en el que
empiezas a elegir y a fortalecerte, Pensé que podía tener una familia en
cualquier lugar del mundo, sin importar no tener la misma sangre, pensé que mis
amigas lesbianas y amigos gay también podían ser mis hermanos o hermanas; Pero
esto no entra del concepto de la familia tradicional.
No sabía que sería tan difícil para ellos. No imagine que algún día
marcharían cientos de personas en su contra, diciendo que defienden una familia
tradicional... una- familia –tradicional, Diciendo: “No soy homofóbico pero tú
homosexual eres un peligro para un niño sin hogar y que las clases de
diversidad sexual son un error”. Aun así todas las censuras siempre son
expuestas, todos los tabúes son descubiertos; Por eso, hoy, esta revuelta de cientos de personas que
luchan y defienden una familia tradicional que les infundieron. Una familia
tradicional que no existe, que nunca existió. En los hogares siempre existió lo
oculto, los padres separados, los hijos
negados (bastardos), las abuelas abusadas, las madres abusadas, negaciones,
prostitución, alcoholismo, entre muchas
otras cosas. Muchos dirán: uuuh pobre que familia le habrá tocado a esta chica
que da estos ejemplos; pero podría jurar que del 100% de personas que tengo en
mi Facebook un 99% tiene un familiar o es un familiar con alguna de las
características anteriores y eso no lo neguemos, no nos animemos a decir: no,
no mi familia es excepcional, porque mentimos, mientes. No nos engañemos nuestra
supuesta familia tradicional fue algo que nos hicieron creer, una imagen
hermosa que nos vendieron y no existe. Un ideal que perseguimos y no depende de
la sexualidad. Reconozcamos que el
bienestar y la calidad humana de una persona no depende de un padre, una madre
y de su género. Las posibilidades de lo bueno y lo malo no dependen de con
quien hagas el amor. Los asesinos no provienen de hogares homosexuales, mi
pensamiento retorcido y errado para algunos, no es resultado de que me criaran
una pareja gay, soy hija de una pareja heterosexual (“familia tradicional”) y
heme aquí escribiendo estas palabras.
Somos diversos, distintos. Que los cuerpos y el sexo no separen nuestras
almas, el alma está en un plano distinto.
Tus actos morales “correctos” infundidos solo por el bienestar
caprichoso de unos pocos, ni siquiera te pertenecen, alguien te hizo creer que
te pertenecían y que son universales (del otro lado del mundo existen culturas
y religiones más antiguas que las nuestra. Y aun así no se consideran
universales Ej: Asia)
Tus creencias están haciendo que
jóvenes se suiciden y no tiene que ver con el infierno, tiene que ver contigo
que está en esta sociedad y no los acepta. Si dices que los aceptas y respetas
pero exiges que eduquen en las escuelas con bases religiosas antiguas,
machistas, donde ni tú… mujer, tienes un valor. Estas frustrando el deseo de
tener una familia que alguien, al igual que tú lo tuviste alguna vez o tienes y
se lo impides, porque no te sierra, no te encaja la forma en que se besan o que
sus cuerpos que son iguales se amen, pero te parece que eso no es amor, sino
que están enfermos o son un mal ejemplo porque tu ideología “universal” te dice
que es antinatural.
-¡Que desastre, que lucha, que drama,
que mundo tan pecaminoso, existe la homosexualidad!- Pero mueren niños de hambre, niñas en hogares
abusadas por sus padres, jóvenes sin educación, chicas de 14 años prostitutas
con posibilidad de tener SIDA, jóvenes que huyen de su casa porque el padre
alcohólico violenta a su madre o viceversa. ¿Nunca los haz visto, en qué mundo
vives? Y tú te escandalizas y luchas porque no se “creen” más homosexuales.
Algo estamos haciendo mal, algo están haciendo mal, algo está entristeciendo
a mis amigos, amigas y familiares homosexuales, que considero bellas personas
porque su felicidad o infelicidad depende de su cuerpo, de su sexo y de lo que
hacen con él y no de su mente, su alma y de cómo dan un abrazo. Algo están
haciendo mal, y los culpan a ellos, nos culpan a nosotros que nos
solidarizamos. Culpan al infierno, a Sodoma a Gomorra, al apocalipsis, a la
tentación, a la carne, a las plagas de Egipto; parece que todo lo culpable está
afuera, viene de la nada y no en ustedes defensores de la tan hermosa y apreciada “familia
tradicional”.
Luisa Zúñiga
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