domingo, 4 de octubre de 2015

conversación.

Sí, me gustaría escuchar tu día, pero… ¿para qué? estoy tan casado y no quiero que ese sea un motivo para que parezcamos personas felices y con cosas de las cuales charlar. Mi semana estuvo para el orto, triste, desesperado, solo algunos momentos entretenidos, ¿sabes qué? para nada interesante.
No te extrañe pero pensé en verte. No sé qué quiero contigo, pero le soy fiel a mi impulso, tampoco se decir no… quizás aprenda contigo y tu o vos quien sea que hable.
No, no me interesas para nada, puedo ofenderte me dan ganas, pero se me pasan… estoy confundido y no sé muy bien lo que quiero. Me entiendes… te soy sincero, abro el alma, un corazón dilatado y… ¡¿ahora qué pasa?! odio profundamente el mundo. Quisiera contarte mis miedos pero no tiene sentido. Quisiera escuchar tu historia pero es aburrido, ¿que vendría después de eso? , ¿Sabes cuantas historias tristes he visto? quizá no muchas pero si las suficientes para mí.
Dame tiempo, me cansare, aparecerá algo mejor ¿estas dispuestas? (si) muchas gracias por entenderme (silencio) así sos… (Silencio -hermosa) pero no me enamoras, no entiendo porque siento que falta algo, algo profundo.

 Te diste cuenta que tus pausas a veces son más largas de lo que piensas, imagínate lo largas que son las nuestras y llenamos nuestros encuentros de vacíos, en los que vos piensas que callados y yo no me hago cargo.  

domingo, 22 de marzo de 2015

Cuerpo incomprensible, cuerpo penetrable y opaco, cuerpo abierto y cerrado, cuerpo utópico. Cuerpo absolutamente visible en un sentido. Sé muy bien lo que es ser observado por alguien de arriba abajo. Sé lo que es ser espiado por detrás, vigilado por encima del hombro, sorprendido cuando menos lo esperaba, sé lo que es estar desnudo. Y, no obstante, este mismo cuerpo que es tan visible, es retirado, es captado por una suerte de invisibilidad de la cual no me puedo desligar. Este cráneo, esta parte trasera de mi cráneo que puedo palpar con mis dedos, pero nunca ver. Esta espalda que siento apoyada contra el respaldo del sofá cuando estoy tumbado y que sólo sorprenderé con la artimaña de un espejo. Y qué es este hombro del cual conozco con precisión los movimientos y las posiciones pero que nunca sabré ver sin torcerme horriblemente. El cuerpo, fantasma que sólo aparece como un espejismo de los espejos, y, aún, de una manera fragmentaria. ¿Realmente necesito de los genios, de las hadas, de la muerte y del alma para ser a la vez indisolublemente visible e invisible?

Michel Foucault
Después de casi dos años sin publicar y perder el 100% de las personas que seguían este blog para leer fragmentos de autores, que una vez me gustaron y que definitivamente ahora no me gustan mas, y de otros que sigo amando y respetando. vuelvo una vez, compartiendo cosas para mi ego.