Si pudiera, le diría que se vaya;
pero tengo una mujer atravesada en la garganta.
ARRÁNQUEME, Señora, las ropas y las dudas.
Desnúdeme, desnúdeme.
YO me duermo a la orilla de una mujer: yo me duermo a la orilla de un abismo.
ME desprendo del abrazo, salgo a la calle.
En el cielo, ya clareando, se dibuja, finita, la luna.
La luna tiene dos noches de edad.
Yo, una.
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